Lo lejano está cerca

junio 30, 2025

El reto

En esta sesión de Futuros Creativos nos propusimos explorar cómo se están transformando dos de los ingredientes más complejos del presente: el dinero y el poder. Para ello, trabajamos con dos tendencias extraídas del Tendencetario: Salsa de transacciones y Escabeche de límites. La primera se enfoca en la reinvención del sector financiero a partir de tecnologías como las fintech, las criptomonedas y los pagos digitales. La segunda, en la necesidad urgente de marcos regulatorios que protejan a las personas frente al avance desbordado de las tecnologías digitales.

Elegimos explorar estas dos tendencias —a primera vista distantes o abstractas— precisamente porque suelen percibirse como ajenas a nuestra vida cotidiana. El propósito de esta sesión fue demostrar lo contrario: que el dinero digital y las regulaciones tecnológicas ya están presentes en nuestras decisiones diarias, afectando desde cómo compramos hasta cómo protegemos nuestra privacidad. Lo que parecía lejano resultó estar mucho más cerca de lo que creíamos. Y esa cercanía nos abrió la posibilidad de pensarlo, sentirlo y transformarlo desde lo común.

La propuesta de solución

En esta sesión de Futuros Creativos, trabajamos con una herramienta fundamental para desarmar polaridades y generar visiones más matizadas: Rompiendo las dicotomías. Esta dinámica nos permitió ir más allá de los escenarios binarios de “lo mejor” y “lo peor” que usualmente estructuran el pensamiento sobre el futuro. En lugar de quedarnos atrapadas en la lógica de la utopía o la distopía, propusimos imaginar futuros intermedios, deseables y alcanzables, que reconozcan la complejidad sin simplificarla.

Cada grupo partió de una serie de proyecciones extremas sobre su tendencia asignada —Salsa de transacciones o Escabeche de límites— y, a partir de ellas, formuló una nueva narrativa que rompiera con esa dicotomía y se acercara más a un futuro posible, justo y situado. Esta herramienta permitió articular visiones colectivas que integran tecnología con humanidad, eficiencia con ética, digitalización con inclusión, regulación con libertad.

Lejos de ser un ejercicio abstracto, Rompiendo las dicotomías se convirtió en una forma de recuperar la agencia en temas que muchas veces sentimos fuera de nuestro alcance. Al imaginar futuros en los que la banca digital se adapta a las realidades diversas de las personas, o donde la regulación tecnológica nace del bienestar común y no del control, el grupo logró vislumbrar escenarios que no niegan la complejidad, sino que la traducen en posibilidad.

Este enfoque permitió desactivar el miedo paralizante o el entusiasmo ingenuo, y abrir paso a una imaginación crítica, situada y generosa. Porque si bien el futuro no se cocina con certezas, sí se puede sazonar con preguntas mejores.

Proceso

Paso 1 – ¿Qué emociones te genera el futuro?

Iniciamos con una pregunta como ya es usual en nuestras sesiones: ¿qué emociones te genera el futuro? A través de un tablero visual colaborativo, cada participante compartió cómo se sentía al imaginar lo que viene. Las respuestas fueron múltiples y contrastantes: curiosidad, miedo, esperanza, ansiedad, impotencia, furia, cansancio, ganas.

Este mapeo revela una tensión constante entre el deseo de cambio y el peso del presente. Emociones como curiosidad y esperanza destacaron por su alta votación, pero también estuvieron presentes sentimientos como terror, inquietud, tristeza y falta de control. En vez de suavizarlos, elegimos validarlos. Porque, como ya hemos dicho en ejercicios anteriores, imaginar futuros no es un ejercicio neutro: está cargado de afecto, de historia y de contexto.

emociones

Para darle dirección a esta sesión, invitamos a las personas participantes a explorar previamente las tendencias Salsa de transacciones y Escabeche de límites, publicadas en el Tendencetario, el reporte de señales y tendencias de Blackbot.

Salsa de transacciones: una tendencia que analiza la reconfiguración profunda de los intercambios económicos en la era digital. En un mundo donde el dinero físico comienza a desvanecerse, las fintech, las billeteras digitales, las criptomonedas y la identidad financiera digital están moldeando nuevas formas de habitar lo económico. Sin embargo, bajo la promesa de inclusión, también emergen nuevas exclusiones. Esta salsa —a veces picante, a veces dulce— nos obliga a preguntarnos: ¿quiénes quedarán fuera del sistema si todo se vuelve digital? ¿Qué pasará con quienes aún viven en la informalidad o la desconfianza?

Escabeche de límites: una señal que nos enfrenta a la urgencia de regular tecnologías que han avanzado más rápido que los marcos legales. En un escenario donde los datos personales son moneda de cambio y la inteligencia artificial se cuela en decisiones antes humanas, los límites ya no son técnicos, sino éticos, jurídicos y culturales. Este escabeche —ácido, intenso y conservante— nos recuerda que la falta de regulación no es neutral: favorece a quienes tienen más poder y deja desprotegidas a las mayorías.

🔍 Observación clave: aunque estas dos tendencias parecen tocar campos distintos —finanzas y gobernanza digital— comparten una raíz común: la transformación acelerada de las infraestructuras que organizan nuestra vida cotidiana. Ambas nos interpelan desde lo invisible: transacciones que no vemos, términos legales que no leemos, decisiones algorítmicas que no controlamos. Y, al mismo tiempo, ambas nos devuelven una posibilidad: imaginar cómo rediseñar esos sistemas para que sirvan a la vida, y no al revés.

Con estas coordenadas emocionales y conceptuales, nos lanzamos al ejercicio colectivo.

salsita
Escabeche-de-limites

Paso 2 – Reflexión crítica

Divididos en grupos, cada equipo leyó con atención la tendencia que le fue asignada y respondió una serie de preguntas para activar una reflexión situada, crítica y emocional.

Sobre Salsa de transacciones, la mayoría reconoció que ya vive o observa esta tendencia: desde el uso cotidiano de billeteras digitales hasta la creciente digitalización de bancos tradicionales. Sin embargo, también surgieron preocupaciones: el rezago en conectividad rural, la falta de educación financiera, el miedo a los fraudes y el control desmedido por parte de grandes corporaciones.

Las suposiciones detrás de estas posturas fueron múltiples: la brecha generacional, la urgencia de bancarización inclusiva, el avance imparable de las tecnologías, la desconfianza hacia gobiernos o instituciones fiat. La conversación osciló entre la fascinación por la eficiencia y la sospecha por el poder.

Sobre Escabeche de límites, muchas personas reconocieron que el tema les resultaba más lejano pero igualmente urgente. Se habló del rezago de los gobiernos frente a la velocidad tecnológica, de la necesidad de frenar abusos de empresas como Worldcoin, de la precariedad en términos de protección de datos. Brasil y Europa aparecieron como referentes de regulación avanzada, mientras que México fue nombrado como un país reactivo y tardío.

Aquí también surgieron tensiones: la necesidad de regulación convive con el temor a una sobrerregulación autoritaria. Las suposiciones expresadas revelaron una demanda profunda por justicia digital, transparencia y equilibrio entre innovación y derechos.

reflexion

Paso 3 – Dicotomías: lo mejor y lo peor

Cuando pensamos en el futuro, es tentador dividirlo en dos extremos: lo deseable y lo temido, lo utópico y lo distópico, lo mejor que podría pasar… y lo peor. Esta lógica binaria parece ofrecernos claridad, pero muchas veces nos deja atrapados en un marco limitado: reaccionamos en lugar de imaginar, juzgamos en lugar de explorar.

Justo para estirar el pensamiento hacia esos extremos, preguntamos a cada grupo: ¿qué es lo mejor y lo peor que podría pasar si esta tendencia se materializa completamente? Las respuestas evidenciaron la potencia transformadora de ambas tendencias, pero también sus riesgos estructurales.

En Salsa de transacciones, lo peor incluía: exclusión digital, concentración de poder, nuevas formas de deuda y fraude, vulnerabilidad financiera y pérdida de soberanía. Lo mejor proyectaba: democratización del acceso a servicios financieros, desaparición del efectivo, educación financiera en escuelas, ecosistemas bancarios diseñados para las personas, descentralización y justicia transaccional.

En Escabeche de límites, lo peor iba desde regulaciones autoritarias hasta el colapso de la confianza ciudadana o la destrucción de recursos naturales por ausencia de límites. Lo mejor imaginaba regulaciones progresivas, independientes y globales que permitan la innovación responsable y la protección de derechos.

Esta exploración no buscaba resolver la tensión, sino hacerla visible. Porque solo cuando entendemos los límites de nuestras visiones extremas podemos empezar a imaginar lo que hay en medio: los futuros imperfectos, híbridos, negociados. Esos que pueden ser profundamente transformadores.

dicotomias

Paso 4 – Rompiendo las dicotomías

Una vez hecho lo anterior, pedimos a los participantes que imaginaran un futuro que rompiera con esas polaridades pero que mantuviera dos características: ser deseable y realista.

En Salsa de transacciones, emergió una visión centrada en la inclusión: servicios financieros diseñados para las personas, convivencia entre lo físico y lo digital, fiscalización ética de las fintechs, productos personalizados para diferentes generaciones y una banca más justa, educativa y descentralizada.

En Escabeche de límites, la visión deseable incluyó marcos regulatorios flexibles y colaborativos, participación ciudadana en la creación de leyes digitales, órganos de fiscalización mixtos público-privados, regulación como herramienta contra la impunidad, y principios claros de transparencia, consentimiento e impacto.

Estas visiones revelaron que más allá de los extremos, existen posibilidades intermedias, híbridas, colectivas. Futuros que no eliminan la complejidad sino que la habitan.

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Paso 5 – Rompiendo paradigmas

Para cerrar, invitamos a las y los participantes a identificar una creencia, suposición o idea que necesitarían soltar para acercarse al futuro que desean. No desde la negación de la realidad, sino desde la posibilidad de transformarla paso a paso. Porque muchas veces, los obstáculos más difíciles de remover no están afuera, sino dentro de nuestras propias narrativas.

Salsa de transacciones:

  • “No entiendo nada de finanzas digitales, mejor no me meto.”
    → “Puedo empezar a explorar a mi ritmo, sin presión por ser experta.”

  • “Las fintechs no son seguras, pueden desaparecer.”
    → “Puedo investigar si están reguladas y conocer los mecanismos de protección al cliente.”

  • “Invertir es muy complicado y solo para grandes empresarios.”
    → “Puedo empezar por instrumentos simples, diversificados y con bajo riesgo.”

  • “Lo intangible no tiene valor; solo confío en el efectivo.”
    → “Puedo explorar formas en que lo digital también construye valor y acceso.”

  • “No entiendo cómo se me va el dinero, así que prefiero no mirar.”
    → “Puedo comenzar a registrar ingresos y gastos, y usar herramientas que me ayuden a tomar decisiones más conscientes.”

  • “Las plataformas digitales no son para mí.”
    → “Puedo elegir las que estén diseñadas con enfoque en la inclusión y la simplicidad.”

  • “Si no naciste sabiendo de finanzas, ya vas tarde.”
    → “Nunca es tarde para aprender: puedo empezar con lo básico y compartir lo que descubra con otras personas.”

 Escabeche de límites:

  • “Solo el gobierno puede regular.”
    → “Yo también puedo educar, proteger e informar desde mi comunidad.”

  • “La regulación siempre llega tarde, así que no sirve de nada.”
    → “Puedo actuar desde ahora: con decisiones éticas, conciencia digital y redes de cuidado.”

  • “Los términos y condiciones son demasiado largos, no tiene caso leerlos.”
    → “Puedo informarme sobre los datos que cedo y compartir esa información con personas cercanas.”

  • “No tengo poder frente a las plataformas.”
    → “Puedo formar parte de movimientos o comunidades que exigen mayor transparencia.”

  • “No soy experta en tecnología, así que mejor me mantengo al margen.”
    → “Puedo aprender lo esencial, preguntar, conversar, y acompañar a otrxs en este proceso.”

  • “Las decisiones sobre IA o datos no me afectan directamente.”
    → “Sí me afectan: influyen en mi privacidad, mis oportunidades y mi vida cotidiana.”

  • “La regulación digital es cosa de abogados y políticos.”
    → “También es cosa de ciudadanías activas que buscan un futuro más justo y protegido.”

Estas frases reflejan un desplazamiento clave: del miedo a la curiosidad, de la pasividad al involucramiento, de la distancia a la agencia. Romper paradigmas no exige grandes revoluciones: a veces basta con una pequeña decisión sostenida en el tiempo, un cambio en la conversación, una pregunta que no habíamos querido hacernos.

paradigmas

Resultado

Habitar una tendencia no es entenderla intelectualmente, sino reconocer cómo ya está modelando nuestros hábitos, nuestras emociones, nuestras decisiones más simples.

Reflexionar sobre la digitalización financiera o las regulaciones tecnológicas puede parecer un ejercicio técnico. Pero cuando lo miramos desde lo cotidiano —desde la app que usamos para pagar, la desconfianza que sentimos al aceptar términos y condiciones, el miedo a perder el control sobre nuestros datos o nuestro dinero—, entendemos que el futuro ya está aquí, filtrándose en cada acción cotidiana.

En ese sentido, esta sesión también fue una invitación a mirar con otros ojos lo que parece lejano: los sistemas se transforman cuando las personas se implican. Usar una billetera digital con conciencia, explicar a alguien qué es la protección de datos, organizarse para exigir transparencia, aprender algo nuevo a cualquier edad… son acciones pequeñas que desactivan la dicotomía entre “el gran futuro” y “mi vida”.

En Futuros Creativos apostamos por una práctica de los futuros que no se queda en «el afuera».

Y eso es lo que nos llevamos de esta sesión: la convicción de que incluso las infraestructuras más abstractas —como el dinero o la regulación— están hechas de decisiones humanas. Y que esas decisiones pueden cambiar cuando elegimos dejar de ser espectadores para convertirnos en creadores y actores de otros futuros posibles.

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